sábado, 3 de septiembre de 2016

Lorna: erotismo en "space-opera"

Hoy en día, el que quiere ver tetas, no tiene más que meterse en internet; o como mucho, ir a una playa... Pero hubo un tiempo en el que el españolito de a pie lo tenía más complicado. Pero llegó el destape, y la cosa cambió. Había películas y publicaciones donde no había cabida para la ropa (sobre todo la femenina), y una de estas publicaciones era Mastia. Fue para el número 2 de esta revista donde el dibujante Alfonso Azpiri y el guionista Carlos Saiz Cidoncha crean a Lorna en 1980.
En su comienzo, se trataba de historias de ciencia-ficción eróticas autoconclusas de cuatro páginas con un humor un poco tontorrón, en el que cada menor pretexto da pie a los desnudos (como pasaba en las películas de Pajares y Esteso). En estas primeras historias, Lorna es una doctora (no dice en qué) que fabrica a su propio robot lascivo, un calco de C-3PO pero con consolador para goce y disfrute de su creadora. Eso sí, los guiños al cine y literatura de ciencia ficción y de fantasía son muchos: así veremos a Darth Vader visitando un burdel espacial o a un primo lejano de Gandalf que intentará curar a Lorna de su estrechez. En las primeras historias, el guión corría a cargo de Cidoncha, hasta que más adelante Azpiri se encargó del trabajo completo.

Posteriormente, las historias de Lorna se fueron publicando en Cimoc y Humor a tope, y en Penthouse, Heavy Metal y Lanciostory en el extranjero.
Con el paso del tiempo, el personaje fue cambiando, aunque sin dejar su base erótica. En las primeras historias, la doctora es una amante insaciable que no se lo piensa dos veces en tirarse a todo el que se le ponga por delante en su viaje espacial, fiel al espíritu del “destape”. Posteriormente se convierte en una especie de aventurera que no para de rechazar a un acosador tras otro. El humor se deja algo más de lado (aunque no falta) a cambio de la acción, tomando un papel del estilo de Barbarella. Entre estas historias hay más continuidad, y están mejor construidas.
El dibujo de Azpiri es sorprendente. Como ya dije en el artículo sobre MOT, es un dibujante muy bien dado para la fantasía y la ciencia-ficción; pero olvidé señalar que también para el erotismo. Entre las historias de Lorna y MOT hay una gran diferencia: las del primer personaje están encaminadas hacia un público adulto, mientras que las del segundo para un público infantil y juvenil. Azpiri no tiene problema en encargarse de una y otra ambientación. Se le da igual de bien ambas.


Las historias de Lorna fueron publicadas por Norma Editorial entre finales de los 90 y principios del 2000 en una colección de 4 álbumes. En 2009 Planeta DeAgostini reedito algunas en un primer integral: un primer capítulo llamado Lorna y su robot en el que aparecen en blanco y negro todas las primeras historias de la doctora Lorna aparecidas en Mastia.
El segundo capítulo es Mouse Club, donde Lorna tiene su primer encuentro con un gángster llamado Mouse que me recuerda mucho a Jabba el Hutt.
Por último, en La Pequeña Lorna, tenemos una historia reciente, más inocente, donde aparece una Lorna de 4 ó 5 años.
Planeta DeAgostini tenía en mente publicar un segundo integral, pero perdió los derechos antes de que este saliera a la luz. Al igual que con MOT, casi todo el material de Lorna está descatalogado; y digo casi todo porque ECC adquirió los derechos para publicar el segundo tomo integral de Lorna.

No hay comentarios:

Publicar un comentario